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Enanos

Los Enanos son una de las razas más antiguas del Mundo de Warhammer. Las Montañas del Fin del Mundo, la vasta y adusta cadena montañosa que da forma a la frontera Este del Viejo Mundo, ha sido su hogar desde el principio de los tiempos. En el pasado, fue aquí donde los Enanos construyeron sus gigantescas fortalezas subterráneas; entre altas montañas e interminables abismos.

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Existen tres grupos de enanos intentando expulsar a los enemigos de Karak Ocho Picos

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Belegar Martillo de Hierro (Gonzalo)

Apoyando su antebrazo en una columna caída, Belegar observaba meditativo la entrada del túnel. Los mineros que había enviado tres días atrás para que abrieran una ruta alternativa hacia los salones de la memoria deberían de haber dado alguna señal de vida. Mientras se acariciaba la larga barba blanca que sobresalía por debajo de su yelmo, sopesaba la posibilidad de mandar a la escolta de rompehierros que le acompañaba al rescate de los mineros. Estaba también valorando la posibilidad de guiarlos el mismo hacia la oscuridad. Se sentía cansado y hastiado. ¿A cuántos valientes enanos había enviado a morir ya en las profundidades de su perdido reino?, ¿Cuántas vidas más serían necesarias? Pensaba, desde hacía algún tiempo, que sería más fácil buscar una dulce muerte heroica, abandonarse, afeitarse la cabeza y tomar el juramento a Grimnir, así,   dejaría de ser responsable de más muertes de enanos.


Su lucha parecía que nunca iría a tener fin, por mucho que se esforzara, por mucho que lo intentaran él y sus enanos, los sucios grobbi y los hombres-rata seguían siendo multitud. Era como luchar contra un inmenso enjambre interminable. A pesar de la inestimable ayuda de Duregar y Hurgar, gracias a los cuales habían ganado el control de la ciudadela superior y de varios niveles bajo ella, la gran mayoría del reino subterráneo seguía en poder de los pieles verde y de los skaven. Ese pensamiento era tan nauseabundo como descorazonador.


Se giró con el rostro desencajado por el pesar y el cansancio, dando gracias a Valaya por llevar el yelmo con mascara puesto. El grupo de rompehierros seguía exactamente en la misma posición, todos en silencio, escudo con escudo, concentrados en el túnel y en su señor, eran como un muro de roca, inamovibles y serenos. Su sola visión era enardecedora.

 
Sabía que darían hasta la última gota de su sangre, por no perder una sola de la de su rey. Ese pensamiento le llenó de orgullo y de fuerza, su vieja sangre enana volvía a hervir y a fluir por sus venas.


Belegar levantó su mano derecha para dar orden de regreso al nivel superior cuando de repente se oyó una explosión algo lejana y con eco proveniente del túnel, gritos amortiguados, otra explosión, más gritos y ruido de metal y armas. Todos sabían lo que eso significaba y, en silencio, los rompehierros empezaron a salir de detrás de la columna para ponerse en perfecta formación cuadrada encarados con la entrada del túnel. Belegar se colocó entre ellos martillo y escudo en mano.

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Esperaron en silencio, allí abajo, oscuridad y silencio. Estaban más que acostumbrados a moverse y a actuar haciendo el menor ruido posible a pesar de las armaduras de gromril. Un sonido demasiado fuerte podía significar acabar en una mortal emboscada pielverde o skaven, o en un encuentro con un troll de piedra... o algo peor. En esta ocasión serian ellos los que contarían con la ventaja de la sorpresa.


El ruido de lucha en el túnel se acercaba rápidamente haciéndose más claro y fuerte. De golpe salieron dos mineros con las caras ennegrecidas y jadeando, ni se percataron de la presencia de sus congéneres, cayeron al suelo en la vía principal jadeando con esfuerzo y tosiendo. Seguidamente del túnel salió una nube negra y entre ella más mineros que se tapaban la boca y los ojos e iban tropezando, algunos cayendo, todos jadeando, tosiendo y/o escupiendo.

 

Belegar calculó que debían de ser algo menos de la mitad de los que habían partido. Salieron entonces tres mineros más, uno de ellos, que parecía muerto, era llevado por los otros dos. Entonces uno de los dos mineros que habían salido en primer lugar se levantó y desenganchó de su cinturón una carga explosiva – ¡todos fuera!- gritó mientras encendía la mecha de la carga. Esperó unos segundos con la carga en la mano, tiró el brazo hacia atrás para lanzarla y en ese momento el tiempo pareció ralentizarse… Una figura oscura saltó de entre la nube del túnel, era pequeña, iba vestida con ropajes negros y en mitad de su salto le lanzo al minero lo que parecían dos estrellas metálicas.


La primera estrella pasó rozando la oreja derecha del enano y la segunda se clavó en su hombro medio segundo antes de que la carga saliera de la mano del minero, alterando así la fuerza del lanzamiento. La carga daba vueltas por el aire, todos los ojos puestos en ella, mientras el minero se llevaba su otra mano al hombro herido con una mueca de dolor.


La oscura figura, que no era otra cosa que un acechante nocturno del clan eshin, contempló horrorizada como la carga, al haber perdido su impulso inicial, se le venía encima mecha encendida. Los pelos de la cola y la espalda se le erizaron y en ese momento se preguntó dónde estaban sus compañeros. Estaba solo, le habían dejado en medio de los malditos enanos justo cuando más los necesitaba, que traición más ruin (y que bien ejecutada) -seguro que había sido ese apestoso de Stikch... mal nacido- .


Fue lo último que pasó por su mente antes de que un pesado pico entrara con fuerza en su cráneo.

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El minero dejó el pico incrustado en la cabeza del skaven y recogiendo la carga del suelo la lanzó con fuerza al interior del túnel. La explosión provocó que la entrada del túnel se agrietara, trozos de roca, polvo y una densa nube de humo negro salieron hacia fuera. Se oyeron intensos y agudos gritos de dolor y llegó un penetrante y desagradable olor a carne y pelo quemados. Los gritos y quejidos continuaron mientras los mineros se intentaban recomponer los más rápidamente posible ayudándose unos a otros. Entonces se dieron cuenta de la presencia de los rompehierros.

 

Belegar asintió con la cabeza dando su aprobación a los mineros y les indicó con un gesto de cabeza que se resguardaran detrás de la columna caída que él mismo había usado de parapeto hacia unos instantes.


Los quejidos y gritos provenientes del túnel habían cesado, no obstante, se oían otros ruidos de voces estridentes y agudas, skavens sin duda, skavens y ruido armas y armaduras. Se acercaban rápidamente. Belegar levantó su martillo rúnico indicando a su escolta que se preparara para cargar hacia la entrada del túnel. Sonrió amargamente para sí mismo..


–Un día más-, pensó –un día más en la gloriosa Karak Ocho Picos-.

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Ungrim Puñohierro (Alan)

Esta es la historia contada de Gillian el imparable que paso de matador a matademonios de como conocio y que estuvo al lado de Ungrim Puñphierro.

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Queridos jóvenes enanos os voy a contar la historia de como nuestro querido gran rey Ungrim Puñohierro fue a la ayuda de Belegar Martillohierro.

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En un día cualquiera de un mes cualquiera , el gran rey Ungrim Puñohierro estaba leyendo el periódico como cada día, mientras descansaba después de un largo día de trabajo , se dio cuenta de algo muy importante, había un anuncio que había puesto ni mas ni menos , que el mismísimo Belegar Martillohierro que decía; que buscaba buenos enanos para reclutar para poder conquistar su tierra natal ( karak ocho picos ). Sabia de ciencia cierta que unos cuantos enanos se habían unido a su llamada como buregar y muchos mas. Como buen enano quería ayudar a un hermano.


Estuvo pensando largo y tendido mientras veía como su gente se iva para apoyar a Belegar. Entonces recordo una historia de su abuelo que ahora no recuerdo.


Comento a su gente que se iva a dar un paseo por los jardines del palacio para meditar. Como conocía unos túneles secretos que le dijo hace tiempo su abuelo (que lo utilizaba para escaparse de sus aceres) se escapo por ahi.


Por el camino se encontró a un pequeño grupo de matadores que ivan hacia Karak ocho picos. El pequeño grupo de matadores al verle se quedaron de piedra, y le dijeron :


— (matador1) : Mi gran rey que hace usted fuera de palacio.

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— (Ungrim) : Para empezar llamarme solo Ungrim ya que seremos compañeros de viaje


— (matador 2) : compañeros de viaje


— (Ungrim) : asi es , no vamos todos al mismo lugar , a Karak ocho picos


— (matador 3): así es mi rey


— (Ungrim) : no os e dicho que me llameis solo Ungrim


— (matador 3): perdón mi r.. quiero decir Ungrim


— (Ungrim) : bien como ya esta todo dicho en marcha que el tiempo es oro , no se vosotros, pero tengo unas ganas de matar esas asquerosas ratas y los maldecidos de los pielerverdes , vosotros no !!!


— (todos) SIIIIIIIIII

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Mientras nos ivamos acercando a nuestro destino nos unimos a otros hermanos. Y tuvimos muchos tipos de batallas por el camino. Pero eso es otra historia. Pero lo que si os dire, lo que nos comento antes de empezar nuestro camino junto a nuestro gran rey Ungrim Puñohierro, nos dijo:

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— (Ungrim) : quien sobreviva en esta contienda decirle a los jóvenes enanos RECORDADNOS

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Solo eso porque no quería homenajes ni alabanzas solo RECORDADNOS.

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Duregar (Albert)

Duregar bebía cerveza con su inmoderación habitual. En el salón-comedor se oían risas y gruñidos cuando alguien, demasiado borracho, derramaba el preciado líquido encima la ropa de algún otro comensal. Era un día de alegría y celebración. Dos vetas de oro más se habían descubierto en las minas de su fortaleza, era un buen día para ser enano. Duregar, visiblemente afectado por el alcohol se levantó, jarras en mano.
 

-Khazukan! ¡Hoy hemos -hip- hallado más riquezas para el Kazad! Grungni nos favorece y así lo tenemos que celebrar -hip- para que nuestros ancestros estén orgullosos -hip, hip- de nosotros ¡Por nuestro preciado bryn y todo lo que reluce!
 

-¡Por el bryn y Grungni!- los dawi ahí reunidos alzaron sus jarras y se aprestaron a vaciarlas.
 

Los continuos eructos que lanzaron las gargantas enanas fueron interrumpidos por un mensajero enano. Este entró como una exhalación en el salón y se postró ante su Rik.
 

-¡Señor! ¡Traigo una carta urgente para vos!
 

-Ai, querido Fritki, únete a nosotros en nuestra celebración! ¡Hay cerveza de Bugman para todos! ¡Y las ancas de garrapato -hip- con salsa de hidromiel están especialmente exquisitas!


-Señor, es de su pariente, Belegar, Rik de Karak-Ocho-Picos.


Al decir ese nombre la sala enmudeció. Todos eran conscientes del papel que había desempeñado el descendiente del Rey Lunn. La expedición de reconquista del más grande los Karak era una llamada al recuerdo de lo que antaño había sido el gran poder de la raza dawi y una esperanza para todos los hazkal y gnoll. Una carta del que lo había liderado merecía toda su atención.


-Dámela pues Fritki, a ver que me dice mi pariente.


"Al gran y venerable Lord Duregar,


Ojalá este mensaje te encuentre fuerte de mente y ancho de talla.


Es una agradable novedad el poder enviarte noticias; aunque no debamos regocijarnos todavía, ya que, pese a que el mensaje narra grandes hazañas, la hora de la celebración está todavía por llegar. Te recordaré nuestra última comunicación, aunque sé que no es necesario. Mi clan ha pasado muchos años reuniendo sus fuerzas con la intención de marchar hacia el Sur. Y así, con nuestros espíritus enardecidos, nos encaminamos hacia el antiguo paso. Una vez más, la gente de Lunn estaba ansiosa por sentir nuestra tierra natal bajo las botas. Demasiados siglos han pasado desde que ojos Enanos contemplaron Vala-Azrilungol.


El viaje transcurrió sin contratiempos y ni grobi ni gronti se interpusieron en nuestro camino. Entramos en la cuenca donde una vez se alzaba alta y orgullosa la ciudad, siguiendo el paso serpenteante que conduce hacia Kvinn-Wyr. La visión de las fortificaciones, aunque semiderruidas, despertó en el corazón de todos y cada uno de los guerreros una gran pasión que yo mismo creí no haber sentido nunca antes. Un murmullo incontrolable se alzó desde el ejército.


Me gustaría poder decir que nuestro camino hacia la entrada Norte del Kazad transcurrió con la misma alegría; pero los malignos tótems grobi, construidos con los restos de desafortunados viajeros, ensombrecieron nuestros espíritus. Sus cráneos saludaron nuestra llegada y nos mostraron un agudo recordatorio de los peligros que afrontamos.


Mientras atravesábamos las ruinas de la puerta norte, una marea de Goblins Nocturnos envueltos en negras vestiduras surgió de los muros y se concentró ante nosotros. Formando un sólido muro de escudos, mis guerreros se prepararon para aniquilarlos. Dementes fanáticos intoxicados de hongos acabaron con muchos de los de mi estirpe, al igual que los terribles garrapatos cavernícolas, cuyos enormes dientes atravesaban incluso nuestras más fuertes armaduras. Enormes rocas y terribles virotes gigantescos caían sobre nuestras filas, pero, a pesar de todo, con genuino valor enano, nuestro ejército se mantuvo firme.
Afrontamos la carga de los malvados Grobi, cuyo número triplicaba el nuestro. Oleada tras oleada de vociferantes pielesverdes surgían de las ruinas, pero en nuestros corazones sabíamos que la venganza estabas al alcance de nuestra mano. Entonando los nombres de nuestros ancestros caídos, hasta el último de los Enanos de nuestro clan se tomó cumplida venganza, Al atardecer, ni un solo pielverde respiraba dentro de los muros de la ciudad.

 

Mientras escribo este mensaje, mis guerreros e ingenieros construyen apresuradamente una barricada alrededor del muro interior. Una vez corra el rumor de lo sucedido, podemos estar seguros, tanto como de que el oro brilla y los Elfos mienten, de que muchos más grobi se reunirán para intentar reconquistar lo que no les pertenece. En estos momentos, mis centinelas ya han detectado movimiento entre los escombros de lo que una vez fueron los muros exteriores.


Si queremos albergar alguna esperanza de mantener nuestra posición en la ciudad, necesitaremos refuerzos. La hora de reclamar los reinos del Sur está a punto de llegar, pero no está sólo en mis manos poder hacerlo.


Mi gente ya os debe más de lo que jamás os podrán devolver por vuestra generosa hospitalidad, permitiendo que nos refugiáramos en Karaz-a-Karak. Si pudierais enviar alguna ayuda en estos tiempos de necesidad, podríais contar con que la orgullosa ciudad de Karak-Ocho-Picos podrá compensaros alguna vez vuestra amistad.


Honorablemente vuestro,
Beleragond
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Duregar dejó la carta encima su regazo. El resto de la sala tenía sus ojos expectantes, fijados en su señor. Su Rik se levantó y su voz no tembló en ningún momento.


-¡Karak-Ocho-Picos nos ha reclamado, ¡y por Valaya que acudiremos! ¡KHAZUKHAN KAZAKIT-HA! -ante su grito de guerra todos los guerreros de la sala se alzaron a la una y alzaron nuevamente sus jarras gritando.


-¡KHAZUK! ¡KHAZUK!

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